ES INAUDITO MI BUEN COLOMBINO
Que en la terraza de tu poesía
haga el desmayo la alondra
y los duendes te vengan con feos cuentos.
Sólo por el placer de verte de rodillas.
Sólo por el placer de verte morir.
Vamos, ésas no son maneras.
No habrá charla de espuma
en esa gran caverna de tus acontecimientos.
No habrá lo que ayer conquistaste
incendiando abismos
Sólo con tu maldito espectro.
A esto es lo que la gente llama
entrar en el mundo.
Sin victorias nacidas al favor del milagro.
Sin aquello que te hizo prestidigitador
O a decir con tus pasiones mejores de pájaro horrible.
"Señores, en verdad, me dáis asco..."
Y como todo esto ya no resulta tan simple,
entonces de veras tendrás que morirte,
o arrojar las sandalias
antes que el paraíso te niegue su cólera.
Poeta infeliz. Hombre aprendíz.
Loco entre dos fuegos.
(Guillermo Vergara García)
LOS SUEÑOS SIMPLES
Callándome así
paso como por una vertiente.
A buscar esas páginas de danubios extraños.
Callándome -o alocándome, es igual-
fingiré una libélula
en pos de hallar las formas de los grillos
de la celda que soñara
un borrachín revolucionario.
Ése soy yo.
Reclutaré mosquitos diciendo a todos:
-"Muero por la patria que fue acechada
un día por los caníbales de un Norte
mas extraño".
Y agotaré al punto de tedio mi palabra.
Después, otras horas pasarán de largo,
a esconder acaso los viejos grillos
que inventara sobre un yunque
de indolencias
este pobre tonto borrachín revolucionario.
(Guillermo Vergara García)